El primer paso

Todas las mujeres practicantes de artes marciales estuvimos en ese lugar donde dudamos al principio de si empezar o no. Absolutamente todas tuvimos nuestra primera clase. Nuestro primer día. Nuestro primer paso. 

Sin embargo, muchas veces no nos animamos a dar ese paso hacia lo que queremos por miedo, falta de confianza, inseguridad y otros sentimientos negativos.

Las razones para empezar a practicar un arte marcial son muchas, cada una sabe en su interior qué es lo que busca. Incluso cuando no lo tenemos muy claro, sabemos que queremos un cambio.

Queremos «hacer algo con el cuerpo» pero no nos atraen los gimnasios, sino que nuestra búsqueda tiene más que ver con algo interno. Queremos pasar más tiempo con nosotras mismas, ver qué necesitamos, bajar el ritmo de vida que venimos teniendo y nos hace correr para todos lados sin llegar realmente a ninguna parte. 

En ocasiones queremos sentirnos más seguras, porque estamos rodeadas de violencia, es algo que está permanentemente a nuestro alrededor. Tanto la violencia física como verbal nos impiden muchas veces desarrollarnos positivamente en nuestras vidas.

Beneficios 

Al practicar artes marciales hay muchos beneficios que impactan en nuestra vida tanto física, como mental y emocionalmente:

  • Calma: Mantener la calma en situaciones difíciles es una ventaja que se aprende y se practica diariamente.
  • Seguridad: Ganar seguridad en nosotras mismas para hablar, al expresarnos e incluso en nuestra postura corporal, dando un mensaje de confianza y serenidad. 
  • Defender nuestro espacio: Ante los cuestionamientos de los demás, muchas mujeres desisten de hacer lo que verdaderamente quieren porque predomina el sentimiento de que no son lo suficientemente aptas, de que no van a poder, de que eso es para otros.  En el dojo aprendemos no sólo técnicas, sino también a defender nuestro espacio, lo que repercute en nuestra vida, al sostener nuestras creencias y decisiones. 
  • Confianza: Al practicar artes marciales vamos ganando confianza y aprendemos a conocernos a nosotras mismas. Así como descubrimos fortalezas que no sabíamos que teníamos y nos enfrentamos a nuestras debilidades en un ambiente seguro y alentador.
  • Vencemos estereotipos: Históricamente las artes marciales fueron consideradas un territorio masculino, pero eso hoy en día ya no es así. Al principio a nuestras familias puede costarles entender por qué elegimos artes marciales y no otra actividad.  Pero con el tiempo, al vernos felices con lo que hacemos, se dan cuenta del cambio positivo que estas disciplinas generan en nuestras vidas y muchas veces se unen a nosotras en este camino.
  • Enfocarse en lo positivo: Desde la infancia hasta la edad adulta, la relajación, la concentración y la disciplina son importantes en todos los aspectos de nuestra vida.

Animarse

Para empezar a practicar no necesitamos ninguna experiencia previa, ni condición física determinada, sólo tener el espíritu abierto y el entusiasmo de empezar una actividad nueva que será de un enorme impacto positivo para nosotras y al mismo tiempo mejorará nuestra relación con los demás. 

Alentamos a todas aquellas mujeres que quieran empezar a practicar a que se animen, que nos conozcan y descubran que este es el mejor momento para cambiar sus vidas.