Mujeres de todas las edades disfrutan de la práctica del Aikido, Kung Fu, Tai Chi, Judo y Bujinkan (niñas, adolescentes, estudiantes universitarias, madres, profesoras, abogadas, doctoras, amas de casa) de todos los niveles y condiciones físicas.
Hay varios beneficios fundamentales en estas prácticas que todas las mujeres (y los hombres) pueden aprovechar para tener vidas más felices, sanas y armoniosas.
Cómo las artes marciales benefician a las mujeres física y mentalmente:
- Mejoran la autoestima y la autoconfianza, mientras desarrollan la fortaleza mental y la resiliencia (la capacidad de recuperarse tras las adversidades).
- Brindan herramientas para enfrentar agresiones (físicas o verbales) y poder superarlas sin paralizarse por el temor, eligiendo la mejor respuesta en cada momento, pudiendo defenderse mediante las habilidades que adquirimos con la práctica.
- Nos fortalecen internamente y reducen los efectos negativos del miedo o la ira ante las situaciones estresantes de cada día.
- Favorecen la salud cardiovascular y las habilidades motrices.
- Desarrollan la disciplina, la perseverancia y el compromiso al transitar el camino marcial e ir avanzando poco a poco, lo que también se refleja en otras actividades y metas personales. Con un continuo sentimiento de autosuperación que dura toda la vida.
- Formar parte de un grupo que está en la misma búsqueda estimula el compromiso con el entrenamiento, mucho más que ir a un gimnasio sola, ya que nuestras compañeras de práctica nos animan a regresar y seguir mejorando en cada clase.
- Nos ayudan a liberarnos del estrés, de las preocupaciones cotidianas, dándonos un espacio para estar en paz con nosotras mismas y con los demás. Al practicar artes marciales tranquilizamos nuestra mente en una forma de «meditación activa», que nos ayuda en todos los aspectos de nuestra vida.
- Proporcionan desafíos físicos en una forma positiva de canalizar la energía y reducir la ansiedad.
- Además, fomentan desafíos mentales y emocionales que nos conectan con nuestro interior y nos permiten una comunicación más sana, armoniosa y positiva con nosotras mismas.
- La práctica continua de artes marciales enseña además de la capacidad de respuesta en situaciones que requieren autodefensa, la confianza para evitar peligros y poder manejarlos en caso de ser necesario.
- Entrenando en grupo y practicando junto a otros hombres y mujeres quienes comparten la misma búsqueda, creamos un ambiente que fomenta la ayuda, el apoyo mutuo y la amistad.
- La práctica de artes marciales nos brindan herramientas para mantenernos felices, saludables e inspiradas de por vida.
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