Mujeres de todas las edades disfrutan de la práctica del Aikido, Kung Fu, Tai Chi, Judo y Bujinkan (niñas, adolescentes, estudiantes universitarias, madres, profesoras, abogadas, doctoras, amas de casa) de todos los niveles y condiciones físicas. 

Hay varios beneficios fundamentales en estas prácticas que todas las mujeres (y los hombres) pueden aprovechar para tener vidas más felices, sanas y armoniosas.

Cómo las artes marciales benefician a las mujeres física y mentalmente:

  1. Mejoran la autoestima y la autoconfianza, mientras desarrollan la fortaleza mental y la resiliencia (la capacidad de recuperarse tras las adversidades). 
  2. Brindan herramientas para enfrentar agresiones (físicas o verbales) y poder superarlas sin paralizarse por el temor, eligiendo la mejor respuesta en cada momento, pudiendo defenderse mediante las habilidades que adquirimos con la práctica.
  3. Nos fortalecen internamente y reducen los efectos negativos del miedo o la ira ante las situaciones estresantes de cada día. 
  4. Favorecen la salud cardiovascular y las habilidades motrices. 
  5. Desarrollan la disciplina, la perseverancia y el compromiso al transitar el camino marcial e ir avanzando poco a poco, lo que también se refleja en otras actividades y metas personales. Con un continuo sentimiento de autosuperación que dura toda la vida. 
  6. Formar parte de un grupo que está en la misma búsqueda estimula el compromiso con el entrenamiento, mucho más que ir a un gimnasio sola, ya que nuestras compañeras de práctica nos animan a regresar y seguir mejorando en cada clase. 
  7. Nos ayudan a liberarnos del estrés, de las preocupaciones cotidianas, dándonos un espacio para estar en paz con nosotras mismas y con los demás. Al practicar artes marciales tranquilizamos nuestra mente en una forma de «meditación activa», que nos ayuda en todos los aspectos de nuestra vida. 
  8. Proporcionan desafíos físicos en una forma positiva de canalizar la energía y reducir la ansiedad. 
  9. Además, fomentan desafíos mentales y emocionales que nos conectan con nuestro interior y nos permiten una comunicación más sana, armoniosa y positiva con nosotras mismas. 
  10. La práctica continua de artes marciales enseña además de la capacidad de respuesta en situaciones que requieren autodefensa, la confianza para evitar peligros y poder manejarlos en caso de ser necesario.
  11. Entrenando en grupo y practicando junto a otros hombres y mujeres quienes comparten la misma búsqueda, creamos un ambiente que fomenta la ayuda, el apoyo mutuo y la amistad. 
  12. La práctica de artes marciales nos brindan herramientas para mantenernos felices, saludables e inspiradas de por vida.